En el corazón de la estrategia de la empresa hay una idea impactante, diferente y nueva. Es la BIG IDEA.
¿CUÁL ES LA BIG IDEA DE VUESTRA EMPRESA?
A menudo, nos encontramos con empresas familiares que nos llaman porque sienten que su empresa está gris, carente de creatividad, ilusión y sin un posicionamiento diferenciador en el mercado. Sin embargo, son empresas que fueron creadas por un fundador o una primera generación que creó una empresa líder, con rasgos identitarios propios y que, con los años, se han convertido en una más. ¿El motivo? De la Big Idea en la que se basó la estrategia inicial, se ha ido desviando y perdiendo a su vez, la fuerza comercial y con ello, perdiendo la diferenciación en el mercado.
Toda gran estrategia se basa en una gran idea que no puede perderse por el camino. Es por ello que hay empresas que encuentran su propia Big Idea, la cual perdurará siempre y guiará la estrategia y pasos a seguir. Sin embargo, otras empresas necesitan crear diferentes Big Idea a lo largo de su trayectoria porque, aunque han intentado mantener la idea inicial, el mercado, el cliente o la propia dinámica interna ha cambiado tanto que la propia idea ya no funciona.
Lo que tenemos claro en Encerta Estrategia, es que, sin esta Big Idea, las acciones que realiza la empresa no sirven por que no hay una base sólida sobre la que construir la estrategia.
Tomar las mejores decisiones corporativas a partir de una Big Idea
Hemos comentado ya que la Big Idea ayuda a la empresa a trazar la estrategia corporativa, comercial o incluso para lanzamiento de producto.
Una Idea con una conexión fuerte con la marca. Una gran idea lo suficientemente fuerte para movilizar a toda la compañía, algo por lo que todos sus empleados, socios, los propietarios de la empresa e incluso proveedores, sientan pasión.
Cuando participamos en el proceso de creación o descubrimiento de la Big Idea para una empresa familiar buscamos la cohesión entre todos los miembros del equipo. Sabemos de la importancia y el peso que tiene como base de la estrategia y debemos despertar ese sentimiento de pertenencia, de unión y orgullo porque sólo así, la estrategia y los pasos a seguir día a día van a durar en el tiempo.
De la visión al liderazgo
Trabajamos siempre con los responsables de las marcas y el equipo para conocer cuál es la imagen final a la que quieren llegar, hasta dónde quieren llegar con este proceso creativo para generar esta idea diferenciadora. Lo que nos interesa en este primer punto es conocer, de primera mano, la visión que tiene no sólo la propiedad sino también los empleados. Sin embargo, de nada nos va a servir conocer la visión sin pasión. Una organización en la que no hay pasión colectiva es casi imposible que pueda haber una estrategia basada en una Big Idea. Claro está que sin pasión la creatividad y como no, la innovación no vive en el día a día de la compañía.
En busca de la diferenciación y liderazgo.
Con todo esto, una vez tenemos al equipo, la propiedad, dirección involucrados, conocemos la visión y nos movemos con pasión, nos centramos en la pregunta clave ¿En qué queremos ser líderes y diferentes al resto de compañías que, a priori, se dedican a los mismo? Este liderazgo va a permitir crear el discurso adecuado para impactar a los clientes de la empresa, a partir de la elaboración de una estrategia corporativa sólida pero innovadora, apasionada pero coherente para enamorar a todos y cada uno de los miembros de la compañía, los clientes y sociedad en general.
“Abre la mente, crea la idea que enamore, que convenza y sea creíble pero impactante y la estrategia de la empresa tendrá una fuerte base para mantenerse en el tiempo y ser diferente a todas las empresas que hoy y probablemente en un futuro, son vuestra competencia”. Mar Vilaplana
Por último, recordar que es un error pensar que las ideas deben salir únicamente de la dirección o cargos intermedios de la compañía. A menudo, contar con colaboradores externos de confianza, es un buen recurso para generar ideas que ayudarán a dinamizar el crecimiento del negocio. Como empresarios, a veces nos atascamos en ciertas rutinas que nos han funcionado en el pasado y si queremos perdurar, debemos reactivar los esfuerzos y encontrar nuestra Big Idea.
